Opinión médica ortopédica sobre zapatos de suela blanda
El primer paso independiente no solo es un momento decisivo para nosotros, los padres, sino también para nuestros hijos. A partir de ese momento, la vida de un niño entra en una etapa completamente nueva. El mundo se abre de repente, pero al mismo tiempo surgen situaciones nuevas y desafiantes. A medida que el niño progresa en su desarrollo motor, superando gradualmente la gravedad, el gateo se sustituye por la escalada, y la escalada se realiza apoyándose en los muebles. A los 12 meses, el niño ya camina apoyándose en los muebles. En el período posterior, generalmente entre los 12 y los 18 meses de edad, se dan los primeros pasos.
Caminar permite un movimiento mucho más rápido y eficiente que las formas de locomoción anteriores. Sin embargo, supone un gran reto para el sistema nervioso, que aún se encuentra en desarrollo. En esta etapa, el bebé da pasos relativamente pequeños sobre una base amplia, pasando más tiempo con los pies en el suelo y menos tiempo en el aire. Su patrón de marcha aún dista mucho del de sus padres. Los arcos plantares de los pies de los adultos aún no se han desarrollado y la planta del pie del bebé es plana.
Tras el período de ponerse de pie, se produce un gran desarrollo del sistema nervioso. Durante los primeros 3 a 6 meses de aprendizaje de la marcha, junto con la maduración del sistema nervioso, la práctica de la marcha es crucial. En esta etapa, el bebé se cae con frecuencia, pero ya puede ponerse de pie de forma independiente sin ayuda. Este período mejora la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la resistencia del bebé. Caminar descalzo contribuye principalmente a este proceso; el bebé necesita sentir el suelo y sus irregularidades. Es entonces cuando los músculos del pie se fortalecen al máximo, formando finalmente los arcos adecuados y promoviendo una postura saludable a largo plazo.
Por lo tanto, es importante el tipo de calzado que le ponemos a nuestro bebé. Es fundamental elegir calzado con una suela suave, fina y flexible que no resbale. Además, debe proteger sus pies de las inclemencias del tiempo. También es importante tener en cuenta que durante esta etapa, muchos niños caminan con los pies hacia adentro (o hacia afuera) o con frecuencia de puntillas para asegurar el equilibrio y la coordinación al caminar. Estas variaciones no deben considerarse anormales durante esta etapa. Un buen calzado permite que los dedos, la planta del pie, todo el pie y el tobillo se muevan con libertad.
Desde una perspectiva ortopédica, los zapatos y sandalias de suela blanda Liliputi son ideales para los niños, ya que apoyan el desarrollo natural del pie y ofrecen los beneficios del movimiento descalzo.
Nota:
Según las últimas investigaciones, el calzado puede considerarse como una prenda destinada principalmente a proteger los pies de las inclemencias del tiempo (superficies rugosas, resbalones) y de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, no debe alterar la postura, por ejemplo, elevando el talón. Debe permitir que los dedos se extiendan completamente, garantizando así el movimiento natural de los músculos y favoreciendo su funcionamiento eficaz. Este enfoque se refleja en el calzado "descalzo", como el Liliputi. Tras considerar estos principios, algunas tendencias de calzado diseñan calzado para adultos con suelas finas, flexibles y plegables que imitan fielmente la forma de caminar descalzo.
Dr. László Cs. Frank
Cirujano ortopédico pediátrico
Instituto Nacional de Pediatría Heim Pál